Sin apoyo económico y con un entrenamiento autodidacta, el atleta Independiente Luis Tapia de 29 años de edad, oriundo de la región del Maule logró completar la Maratón (42K) de Viña del Mar en 3:02:55, impulsado por la pasión y la disciplina.
Conversamos con él sobre su experiencia, su preparación y el significado de este logro personal.
– Luis, ¿cómo describirías la experiencia de haber completado la Maratón de Viña del Mar ?
Estoy muy conforme con el resultado, considerando el tremendo nivel competitivo de esta maratón. Fue una carrera exigente, pero también muy emocionante.
—¿Cuáles fueron los momentos más difíciles durante la carrera?
Sin duda, a partir del kilómetro 32 aproximadamente . El cansancio físico empezó a sentirse fuerte en las piernas, y ahí la parte psicológica fue clave. Me repetía que no podía rendirme, que había llegado hasta ahí por algo. La mente fue la que empujó al cuerpo en esos últimos kilómetros.
—El público de Viña del Mar es conocido por su energía. ¿Cómo influyó ese apoyo en tu desempeño?
Influyó de manera muy positiva. La energía del público fue increíble, realmente se siente ese empuje cuando estás al límite. En los momentos más duros, escuchar los gritos de ánimo te da un impulso.
—¿Cómo planificaste la preparación para esta maratón?
Tuve una planificación de cerca de 16 semanas, adaptada a mis tiempos libres. Entrené la mayoría del tiempo solo y todo fue costeado por mis propios medios. Fue un desafío, pero la disciplina fue fundamental. Seguí un plan de ritmos por kilómetro y cuidé la alimentación e hidratación.
—¿Tienes algún ritual o forma especial de concentrarte antes de correr?
No tengo rituales. Me concentro mucho en el objetivo. La mente enfocada es mi mejor herramienta.
—¿Qué pasó por tu mente en los últimos kilómetros, cuando la meta ya estaba cerca?
Solo pensaba en llegar. Empujé con el corazón y la mente. Ya no se trataba de fuerza física, sino de emoción y convicción. Cruzar la meta fue una mezcla de alivio y felicidad.
—El clima fue cambiante, entre sol y lluvia. ¿Cómo afectó eso tu desempeño?
Fue un desafío adicional. En algunos tramos la lluvia complicaba el ritmo, pero también refrescaba. Lo tomé como parte del reto. En una maratón, todo puede pasar.
—Mencionaste que no cuentas con apoyo económico. ¿Qué papel jugó tu entorno personal en este logro?
Mi familia y mis amigos fueron todo. Ellos me apoyaron desde el primer día, soportaron mis cansancios, mis horarios, mi mal humor a veces… Sin ese apoyo emocional, nada de esto habría sido posible. Son parte fundamental de este resultado.
—¿Qué aprendizaje te deja esta segunda maratón?
Que nada, pero nada, es imposible. Si uno se compromete, entrena y cree en sí mismo, puede lograr cosas que parecen inalcanzables.
—¿Cuáles son tus próximos desafíos?
Ahora quiero enfocarme en mejorar mis marcas en los 21K de Fedachi, que se correrán en noviembre en la Región Metropolitana.
—Por último, ¿qué consejo le darías a quienes sueñan con correr su primera maratón?
Que crean en ellos mismos y se preparen lo mejor posible. No se trata solo de correr, sino de tener paciencia, disciplina y corazón. Todos pueden lograrlo. La maratón es un viaje de autodescubrimiento, y el verdadero triunfo está en no rendirse.
💥 La historia de Luis Tapia en Viña del Mar, lograda con esfuerzo propio y un tiempo que muchos corredores sueñan alcanzar, demuestra que el verdadero poder está en la voluntad. Con cada zancada, este atleta independiente nos recuerda que los límites se rompen con determinación, pasión y, sobre todo, con corazón.